Compartimos esta maravillosa reflexión del Dr. Motura:
¿Cómo pudo el Dr. Edward Bach, en un mundo donde el rítmico tartamudeo de la metralla había brutalmente suplantado al rezo y a la meditación, tener la intuición genial de mirar a las insignificantes flores y descubrir allí, en íntima camaradería con ellas, las pautas de las enfermedades del alma de ese ser genial y malévolo, angel y diablo, llamado ser humano?
¿Cómo pudo en un pais dominador del mundo, donde campeaba el insolente orgullo del guerrero conquistador, donde se vanagloriaban mirando el planisferio en el cuál surgían por doquier las banderas inglesas con la cruz de San Andrés, cómo pudo surgir un romántico y sentimental doctor universitario, que al igual que Hahnemann, tiraba en las alcantarillas de Londres sus famosos preparados de vacunas bacterianas, cerraba su lucrativo consultorio y se iba a la tierra de sus ancestros, a la lomada Gales, para deambular por la campiña, entre sus amigas: las flores?
Dr. G. Motura